Este transtorno es parte de mi familia desde hace muchos años porque es hereditario y como lo han padecido muchos a lo largo de los años, ha sido visto como una maldición y siempre fue muy incomprendido. Es un transtorno complejo, porque nos afecta a todos los que vivimos alrededor. Hemos vivido grandes tragedias, suicidios, pleitos familiares, alcoholismo y drogadicción en algunos de los casos más extremos. Los grados pueden ser leves, moderados y extremos. Hay bipolares funcionales y disfuncionales. Mi trastorno es leve y llevo una vida funcional. Tengo 55 años, soy psicóloga y me diagnosticaron bipolaridad a los 28 años. A los quince años yo misma me dí cuenta de que algo no estaba del todo bien conmigo misma porque me sentía muy triste con cualquier cosa y el stress me causaba un estrago peor que a cualquiera. Por eso estudié psicología. He tenido grandes tragedias en mi vida y a pesar de eso, logre salir adelante sin tomar un mal camino. Sin embargo siento que me cuesta mucho hacer una tesis y no puedo lidiar con el stress del trabajo. Me casé y tengo una familia pero mi esposo y mis hijos han sufrido conmigo los momentos críticos de la vida, porque me salgo de cualquier contexto cuando el stress sube de tono. Tengo nietos y siempre estoy pendiente de ellos pero siempre me preocupa que alguno sufra lo que yo o algo peor. En esta edad de la vida me resulta cuesta arriba enfrentar cualquier dificultad. Siento imposible trabajar y dedicarme a alguna actividad productiva. Esto me frustra y me hace sentirme cada vez más inútil. Mis relaciones sociales también se deterioran porque me he vuelto más intolerante. Mis altibajos son más frecuentes y me siento vivir cada vez más entre el cielo y el infierno. Es un transtorno muy ingrato a pesar de los medicamentos y terapias que existen hoy en día.
May 03, 24 07:00 PM
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